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ALEJANDRO MAGALLANES: ENTRE PALABRAS E IMÁGENES

Por: Lorena Domínguez
Fotografía: Sarah Gore Reeves con iPhone 15 Pro Max

Graduado en diseño gráfico por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de México, sus creaciones han recibido reconocimientos y adornado publicaciones galardonadas, exhibiéndose en América, Europa y Asia. Ganador de la medalla Józef Mroszczak y del Golden Bee Award, Magallanes ha colaborado con instituciones sociales, dejando su impronta en proyectos culturales icónicos. Además, su asociación con la editorial Almadía ha catapultado el diseño editorial mexicano al escenario global.


Con un estilo que sigue evolucionando, Magallanes refleja su juego creativo, donde la concentración y la estrategia definen su proceso. Reconocido por sus ilustraciones en contextos culturales, explora la profundidad del lenguaje visual y su capacidad para provocar pensamientos y emociones. Es un creador apasionado que construye un legado basado en la intersección entre palabras y formas cautivadoras.

En conversación con el distinguido artista visual, nos sumergimos en el tejido único de su creatividad; desde la evolución de su estilo artístico, que compara ingeniosamente con un “sillón cómodo que requiere movimiento”, hasta la intrincada conexión entre imágenes y palabras en sus obras.


¿Cómo nacen tus ideas y cómo las desarrollas hasta convertirlas en una obra completa?

Se relacionan mucho con el juego. Por ejemplo, no es lo mismo el ajedrez que el béisbol, pero ambos implican concentración, estrategia y la disponibilidad que muestren los jugadores. Veo mi proceso de creación como lo que ocurre durante el juego, y la obra terminada es el resultado del marcador. El proceso es ese espacio en donde investigamos, nos equivocamos, nos sorprendemos, nos frustramos, y es en ese espacio donde aprendemos de nosotros mismos.


Tus obras suelen combinar elementos visuales y literarios. ¿Cómo decides qué mensaje transmitir y qué medios utilizar para expresarlo?

Cada proyecto te va guiando y retando de diversas maneras. Siempre trato de imaginarme cómo reaccionaría otra persona a mi obra, de tal forma que emocione, haga pensar, dé risa, incomode, sorprenda o guste.


¿Cómo describirías tu estilo artístico y cómo ha evolucionado a lo largo de tu carrera?

Creo que el estilo debe ser más de profundidad que de apariencia. Para explicarlo podemos usar una metáfora: el estilo es un sillón cómodo en el que se está muy bien, pero después de un tiempo, si no te levantas a caminar, te entumes.

Yo lo relaciono a la forma en que uno ve la vida, con humor, con curiosidad, dramática, ligeramente intuitiva o racional. La mezcla de todas estas experiencias e intereses de cada etapa forman el estilo.

Tus ilustraciones han sido utilizadas en diversos contextos, desde libros hasta carteles y portadas de revistas. ¿Cómo seleccionas o aceptas estos proyectos?

Hasta el momento, la mayoría de mis trabajos los desarrollo en el ámbito cultural. Me entusiasma casi todo. Creo que muchas de las personas que nos dedicamos a compartir lo visual somos como los niños que quieren mostrar sus dibujos a sus padres.

Siempre me he sentido afortunado de que existan personas que me confíen sus proyectos, y que así muchos puedan disfrutar de ellos.


Hablando de tu trabajo con libros y diseño editorial, ¿cómo abordas la relación entre la palabra escrita y la imagen en tus proyectos?

El trabajo editorial tiene muchas variantes.

Lo que he pensado —también como metáfora— es que las obras literarias son como partituras que yo interpreto.

Por supuesto, en este proceso intervienen muchos otros factores: desde los autores, editores, presupuestos y las distintas técnicas de reproducción e impresión, pero el principal factor, sin duda alguna, es la lectura. Recientemente, la editorial Almadía publicó mi cuarto libro. Es una colección de poesía que lleva por nombre X, Y y Z. En este caso lo escribí, dibujé y diseñé. El proceso de crear un libro desde cero es muy parecido a imaginar una exposición.


¿Hay algún artista, movimiento o periodo histórico que haya influido significativamente en tu trabajo?

La verdad es que todo influye. Dentro de la historia del arte hay mucho que me emociona, desde la prehistoria y los dibujos en cuevas hasta el arte actual. La última serie de cuadros al óleo que pinté hace referencia a artistas con los que dialogo, ironizo, homenajeo y que han dejado una gran impronta en mi forma de ver. Se exhibieron en la Galería Le Laboratoire en Ciudad de México, y existe una publicación de Vestalia Ediciones que se llama No era yo pero me parezco / Era yo pero no me parezco donde ahondo sobre las relaciones entre dichos artistas, movimientos y épocas.


Algunas de tus piezas exploran temas sociales y políticos. ¿Cuál consideras que es el papel del arte en la reflexión y el cuestionamiento de la sociedad?

Podemos participar como ciudadanos desde cualquiera que sea nuestra profesión y manifestar lo que pensamos. Siempre es importante el medio, el lugar y la pertinencia con la que se expresa. Es distinto un artículo de opinión en el periódico a un libro de ensayos, y ambos son importantes. El artículo puede llegar a más personas, pero quien lea el libro de ensayos seguramente se generará más preguntas. Me parece que puede suceder lo mismo en el diseño y el arte.

La pertinencia de la imagen muchas veces tiene que ver con la rapidez y la difusión. En los proyectos en los que he participado me he dado cuenta de que vale más una imagen pertinente que una perfecta.


¿Hay algún proyecto o dirección en la que te gustaría llevar tu arte que aún no hayas explorado por completo?

No he explorado nada por completo. Tengo mucha curiosidad.

Exploramos la fascinante trayectoria de Alejandro Magallanes, diseñador e ilustrador mexicano, cuyas contribuciones al mundo editorial están dejando huella. Desde su enfoque lúdico con la fonética hasta su toque infantil distintivo, Magallanes ha llevado su creatividad más allá de las fronteras nacionales.

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