ANA HOP: SUJECIÓN
Por: Betsy de la Vega Tay
Fotografía: Ana Hop
Un viaje de sentimientos agridulces, tal vez mas amargos que dulces es la exposición de la fotógrafa mexicana Ana Hop, Sujeción. Violencia, coraje, peligro, y lo que ya no pertenece a este mundo, lo que ya no queremos que pertenezca. Y la representación de esto. Furia, soledad, un grito desesperado…
Un viaje a través de la dura experiencia de vivir con adicciones y la tristeza de quienes viven al lado de un adicto.
Los pensamientos más obscuros y la agonía que estos representan. Las luces tenues y los tonos rojizos nos dejan sin aliento y con la piel recrudecida. Al caminar a lo largo de la exhibición y escuchar la explicación de cada una de aquellas fotografías, la imaginación se siente inmersa en una especie de purgatorio, en donde no logras distinguir la fibra exacta que toca en tu interior, aquella cercana a la desesperanza, que todos de alguna manera hemos sentido. La lucha de todos los días por subsistir, y las ganas de renacer.
¿Ana, cuéntanos cómo es que surgió tu idea por hacer esta serie de fotografías?
El alcoholismo ha afectado mi vida desde hace años ya. Esto empezó como una especie de terapia que decidí hacer en pandemia y me ayudo mucho a entender que se siente la sobriedad y qué efectos tiene la adicción en mí.. Todo empezó cuando tuve que regresar a fotografiar el edificio donde viví 15 años atrás y fue ahí donde conecté y recordé todo lo que ha pasado en mi vida después habitar ese departamento donde finalmente toqué fondo.
¿Buscabas sanar experiencias personales a través de estas imágenes?
Si, quería desahogarme y entender más de lo que pasaba en mí haciendo este ejercicio.
¿En qué momento tomaste la primer fotografía y cómo escogiste que representar?
La primera fotografía fue un oso de taxidermia que para mí decía mucho de cómo sentía la adicción como una especie de impulso que no podía controlar, ese impulso lo representé como si ese oso viviera dentro de mí.
¿Tuviste algún tipo de catarsis al tomar cada imagen?
El hecho de estar en el edificio tocó muchos puntos sensibles y muchas memorias que creo que me empujaron a estar más conectada con el discurso y construcción de las imágenes.
Qué sentimientos tuviste al llevar los elementos que fotografiaste en el motel?
El solo hecho de entrar a un motel ya es particularmente raro. Me sentí extraña y juzgada. Después, cuando traté de pensar en esos momentos donde me sentía muy sola y destructiva me despertó una sensación de asfixia, como si ya quisiera terminar la sesión. Por más incómoda que fue traté de recrear esas emociones atrapadas y darles un nuevo sentido.
¿Qué le dirías a tu yo adolescente después de ver estas fotografías?
Ha sido un proceso muy duro… Le diría que cada paso vale la pena para llegar a donde puedo estar ahorita, que las enseñanzas están ahí por algo y entre más fuertes son, menos pueden ser ignoradas. Y ese es el momento donde realmente se presenta un cambio. Le diría que no se asuste, que todo va a estar bien. Que las decisiones bien tomadas rendirán cuentas eventualmente.