La fusión de todo tipo de corrientes artísticas continúa manifestándose durante la actual Semana de la Moda de París. Con el primer desfile de Pharrell Williams como director creativo de Louis Vuitton, surgieron críticas y dudas sobre las credenciales del productor musical para dirigir la maison.

Lo cierto es que la moda siempre ha estado entrelazada con otras disciplinas; sería paradójico que no lo estuviera. El futbolista francés Paul Pogba lo describió de manera muy simple al recibir su jersey de la Juventus hecho por Liberal Youth Ministry: “Todo tiene una correlación, la moda, la música y el fútbol. Todo va con todo”.

Esta mezcla de elementos e inspiraciones es, precisamente, la base de la marca de Antonio Zaragoza. Liberal Youth Ministry nació en 2016, y desde entonces ha logrado tener éxito y reconocimiento internacional. A punto de presentar su nueva colección en la Semana de la Moda de París, Antonio habla en exclusiva con M de Milenio.

Cuéntanos un poco de ti, ¿cómo empezó tu carrera en el diseño?

Mi interés por la moda surgió desde hace mucho tiempo. Siempre me gustaron los videojuegos y me emocionaba vestir a los avatares, dándoles un estilo propio. En mi infancia, estaba muy interesado en las clásicas caricaturas como Pokémon, Dragon Ball y Digimon. Me emocionaba ver a los personajes ya creados y luego personalizar a mi propio avatar.

Pero fue más tarde cuando me cayó el veinte del poder de la moda. Recuerdo vivir en Estados Unidos durante tres años. Fue la típica historia de los padres buscando un mejor futuro para la familia, por lo que nos mudamos a Florida. Desde que llegué a la escuela, me sentí como si fuera un extraterrestre, como si no perteneciera. Observaba a los diferentes grupos (los skaters, los darketos, los latinos) y me di cuenta de que dependiendo de cómo me vistiera, podía pertenecer a estos grupos. Siempre me pareció muy interesante el tema de "cómo te vistes determina cómo te trata la gente".

Sin desviarme mucho del tema, creo que el inicio de todo fue la música, las bandas que escuchaba tuvieron mucho impacto en mi carrera: The Smashing Pumpkins, Gerard Way con My Chemical Romance, ahí empecé a “crear” mi propio personaje o avatar.

Sobre el “todo” que menciona Pogba, ¿cómo logras unir de manera exitosa tantas disciplinas e influencias?

Antes de fundar lo que ahora es LYM, no entendía qué era este “todo” que mencionas. Era un poco difícil para mí porque en la escuela me enseñaron a inspirarme en el mundo exterior como diseñador. Había ejercicios donde tenías que crear una colección inspirada en temas absurdos, como una botella de catsup. Había una filosofía de que todo debía venir de afuera y tenías que inspirarte en un árbol o en la primavera para crear tu marca o tu colección.

Pero llegó un momento en 2016, un proceso que duró alrededor de cuatro meses, donde me preguntaba constantemente qué hacer. Lo que veía en el exterior no me llenaba porque trataba de buscar inspiración en lugares que no sentía como míos. Incluso en películas, no lograba encontrar esa conexión. Fue entonces cuando me di cuenta de que si iba a crear una marca, debía hablar solamente de mí. No podía forzar temas externos, a veces veo marcas que intentan conceptualizar cosas ajenas a su personalidad y terminan desenfocadas. Me di cuenta de que mi marca debía ser 100% yo, 100% mis pasiones, 100% lo que me gusta. De esa forma, sería mucho más fácil crear sin pretender ser alguien que no soy.

Respondiendo a tu pregunta, por eso encuentro fácil conceptualizar. Creo que el desafío radica en que hay tantas ideas y tantos caminos que tomar dentro de esta fórmula, que a veces me pierdo. Pero en cuanto a la conceptualización, siento que todo está ahí, ¿me entiendes? Es como si solo tuviera que voltear al presente y tomar todo eso que me motiva.

Distintas subculturas están presentes tanto los diseños de la marca como en su imagen, ¿como te balanceas entre satisfacer a este mercado de nicho y al mismo tiempo lograr un appeal comercial? ¿Lo intentas conscientemente o es algo que simplemente sucedió?

Creo que el pilar principal de la marca, y lo recuerdo perfectamente, era que debía ser comercial. Quería hacer ropa que la gente pudiera comprar y que fuera fácil de usar. Hasta la fecha, creo que mi última colección, Fuego Nuevo, es un manifiesto de eso.

Recuerdo claramente que una de las razones por las que hice la marca fue porque tuve la oportunidad en 2017 de ir a Dover Street Market Ginza, mucho antes de vender allí. Quería comprar ropa de diseñadores como Raf Simons o Jun Takahashi porque me gustaba el concepto y lo que representaban, pero al final pensaba, "¡Esto está carísimo!". Estos diseñadores se inspiran en la juventud, pero no es fácil para la juventud acceder a sus prendas, no es democrático. Los precios son muy elevados, lo mismo sucedía con Vetements en su momento.

Entonces pensé, quiero crear una marca que hable de estos mismos conceptos con los que siento que puedo entablar una conversación, pero que sea accesible y "económica" de alguna manera. Por eso, en cada colección me hago la pregunta: “¿Me pondría esto?”. Lo visualizo y si la respuesta es no, simplemente no lo lanzo.