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CONOCE EL MUNDO IRRECUPERABLE DE MIKE KELLEY

Por: Sarah Gore Reeves
Imágenes: Sarah Gore Reeves

En mi reciente viaje a París durante Art Basel, tuve la oportunidad de visitar la Colección Pinault en la Bourse de Commerce. Una de las nuevas retrospectivas está dedicada a Mike Kelley, artista multidisciplinario estadounidense, y uno de los más influyentes del último cuarto de siglo.


Nacido en un suburbio de Detroit, Mike Kelley creció en una familia de clase trabajadora. Había diez años de diferencia de edad entre él y sus cuatro hermanos mayores, por lo que pasó gran parte de su juventud solo. Su padre era empleado de mantenimiento en una escuela pública y su madre era cocinera en Ford Motor Company, ambos católicos. En la primaria, el artista pensaba que la religión era "una mierda". Cuando llegó a la adolescencia, desafió a su padre y decidió dedicarse al arte, por lo que fue desconocido y desheredado por su familia. En la cultura estadounidense de la época, vivir del arte era algo despreciable, según Kelley. Más adelante, en la secundaria, su profesor de arte se convirtió en su padre sustituto.


Vivió y trabajó en Los Ángeles desde mediados de la década de 1970. Preocupado por la juventud, la clase social y la división entre la alta y la baja cultura, fue un firme comentarista de la cultura pop, la rebelión y la clase trabajadora estadounidense. Se inspiró en una amplia gama de fuentes, incluída la música, ya que fue miembro de una banda de protopunk llamada Destroy all Monsters. La cofundó con el artista Jim Shaw, con quien estudió en la Universidad de Michigan. Las actividades musicales de Kelley y su colaboración con grupos como Sonic Youth fueron también un vínculo clave entre el mundo del arte y el del rock durante aquellas décadas.

A lo largo de sus 35 años de carrera, trabajó con todos los medios imaginables: dibujo, escultura, performance, música, vídeo, fotografía y pintura. Su arte a menudo explora temas como la memoria, el trauma, la sexualidad, la religión y la cultura popular. Durante la universidad, Kelley se interesó especialmente por desafiar las nociones tradicionales del arte y a menudo incorporaba a su obra objetos encontrados y reutilizados, como peluches, juguetes de trapo o cobijas. Lamentablemente, sufría de depresión, y en 2012 terminó con su vida a los 57 años.


La sala que me entusiasmó de la muestra presenta un conjunto de obras en las que Mike Kelley empezó a trabajar en 1999, y que tardó 12 años en completar. Este ciclo le llevaría al artista mucho tiempo de investigación para encontrar la transparencia, el color y la materialidad adecuados. Se basaba en la mítica ciudad de Kandor, de los cómics de Superman. Kelley quería crear una obra que reuniera a los miles de fanáticos del superhéroe; se trata de un asombroso conjunto de maquetas de ciudades iluminadas en resina coloreada y frascos de vidrio soplado a mano y narraciones en video: Kandors Full Set 2005-2009, que ahora se expone en la colección Pinault. “Es una ciudad utópica del futuro que nunca llegó a ser”, escribió el artista en el texto asociado al video, junto con fragmentos de The Bell Jar y otras obras de Sylvia Plath.


La clave de la historia es que Superman había sido enviado a la Tierra por su padre cuando era solo un bebé. No podía volver a su planeta natal, que había sido destruido, el único recuerdo que tenía de su familia y de su pasado era una campana de cristal que contenía la ciudad de Kandor. Estas 21 ciudades en miniatura de resina coloreada parecen hielo, vidrio o roca. Quedé hipnotizada por los tarros de cristal asentados sobre los pedestales iluminados que tardaron más de cinco años en producirse. Según la historia de los cómics, el supervillano Brainiac encogió Kandor y la encapsuló en un recipiente parecido a una campana, robándola justo antes de la explosiva desaparición de Krypton. Brainiac vino a la Tierra, buscando cosechar más ciudades, pero Superman le arrebató la ciudad en miniatura y la guardó en un escondite secreto, la Fortaleza de la Soledad. En 1995, Kelley escribió sobre su trabajo en la revista Architecture New York, y reveló cómo este modelo le había llevado a una nueva obsesión miniaturizada: "Dentro de una campana de cristal hay una ciudad entera, llena de gente viva, de su planeta natal, un planeta que ha explotado. Krypton es el hogar que nunca se puede volver a visitar, el pasado que nunca se puede recuperar. Sin embargo, ahí está, reducido al tamaño de una casa de muñecas: un momento eterno en tiempo real. Me pregunto si el hombre de acero sentirá alguna vez la necesidad de destruir esta ciudad y vivir por fin en el presente”.


La exhibición fue organizada por la galería Tate Modern de Londres, en colaboración con la Colección Pinault y el Moderna Museet de Estocolmo.

Esta retrospectiva del artista en París toma como inspiración los cómics de Superman.

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