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EDUARDO GARCÍA: UN CHEF COMPROMETIDO CON MÉXICO

Por: Betsy De La Vega Tay
Fotografía por: Seo Ju, Sarah Gore Reeves y Alejandro Yanes

Si hablamos de exitosos chefs autodidactas, no podemos dejar de mencionar a Eduardo García, el mexicano que pasó por aprehensiones y deportaciones, y que hoy en día es uno de los más reconocidos del país. No solamente destaca por su talento culinario y su peculiar historia, sino también por su compromiso con la sostenibilidad, la justicia social y el apoyo a su comunidad. La trayectoria de Eduardo García se ha consolidado a través de su pasión por la cocina, pero sobre todo por su estilo autodidacta utilizando ingredientes locales y aprovechando cada temporada para crear platillos únicos en sus exquisitos restaurantes, íconos actuales de la gastronomía de la Ciudad de México.


Lalo, como lo llaman sus conocidos, no es un chef con una historia común. Su familia migró a Estados Unidos para buscar una mejor vida, pero eventualmente regresó a México a promover el apoyo a los trabajadores que viven de remesas y bienestar en su comunidad. Es por ello que parte importante de su forma de cocinar nos habla del diálogo que existe entre el origen de la comida y quienes la consumen. Conoce bien la importancia que tiene el campo y lo necesario que es mutar a formas de cosechar más sostenibles para la tierra y para aquellos que lo trabajan.


Desde sus comienzos, Eduardo ha cultivado una filosofía culinaria arraigada en el respeto por la tierra y por los productos que nos ofrece. Su influencia trasciende las fronteras de su cocina, inspirando a otros chefs, empresarios y amantes del buen comer a seguir su ejemplo y utilizar su pasión como una herramienta para el cambio positivo.

Su legado será uno de integridad, empatía y creatividad, convirtiéndolo en un verdadero rockstar de la cocina contemporánea.


Cuéntanos un poco sobre tu aprendizaje en tu camino a convertirte en chef…

Desde muy niño tuve contacto con el campo y sus productos. Conocí los sabores y la cocina a través de mi familia, pues nuestra actividad se hallaba muy ligada a la agricultura, y eso me permitió estar muy cerca de los principales insumos de la cocina que provienen del campo —frutas, verduras—. Aprendí a identificar claramente sus características y su calidad, y en muchos casos sus sabores. Eso me dio una visión muy particular de estos ingredientes.


¿Cómo se conocieron Gabriela (tu esposa y socia) y tú? ¿Qué les hizo emprender este negocio?

Nos conocimos trabajando para el chef Enrique Olvera, y desde el principio de nuestra relación compartimos una intensa pasión por la gastronomía. Después de muchas conversaciones y visitas a distintos lugares, donde platicábamos y soñábamos con nuestro lugar ideal, y después de mucho trabajo y esfuerzo a lo largo de los años, decidimos materializar nuestra idea de tener un restaurante juntos.

Sabemos que utilizas productos locales, ¿de qué manera los incluyes en tus recetas?

Para nosotros los temas de comercio justo, sustentabilidad y respeto a la naturaleza son muy importantes. Desde ese enfoque y en la medida de lo posible, muchos de nuestros ingredientes son locales. Trabajamos de la mano de Lucio Usobiaga, de Arca Tierra, con quien tenemos una dinámica de colaboración para contar con muchos productos provenientes de las chinampas de Xochimilco, además de otros proveedores con quienes procuramos tener una relación estrecha, de largo plazo, y compartiendo los valores de responsabilidad social que nos rigen como grupo.


Tus restaurantes tienen un estilo característico, se han convertido en puntos de reunión para extranjeros y locales que quieren pertenecer al círculo cool de la ciudad. ¿Cómo lograron desarrollar este estilo y posicionarlos de esta manera?

Los conceptos los hemos desarrollado de la mano de nuestro querido amigo y diseñador de interiores Charles de Lisle, quien vive y ejerce en San Francisco, California. Escogimos este tipo de ambientes porque nos gusta la idea de que la gente venga a pasar un momento agradable y visualmente enriquecedor, además de disfrutar la comida, así la experiencia es completa.


Máximo Bistrot se inspira en técnicas de construcción mexicanas, utiliza iluminación natural y las macetas de barro hechas a mano le dan un toque de color y una sensación artesanal, al igual que sus platillos.


¿Alguna vez extrañaste vivir en Estados Unidos?

Sí, casi toda mi familia está allá. Cuando recién volví a México después de tantos años en Estados Unidos, no me sentía cómodo aquí. Ahora quiero compartir mi historia para que más personas sepan que también en México los sueños se pueden volver realidad. También me gustaría que la economía de las personas comunes y corrientes estuviera más equilibrada, porque sabemos la desigualdad que existe en este país. Por lo menos quiero que la gente que trabaja con nosotros viva de una manera más equitativa.


¿Qué mensaje le darías a tu hijo si quisiera perseguir el mismo sueño de ser chef?

El mismo que le daría a cualquier persona. Yo le diría a mi hijo que siga a su corazón, que estudie lo que realmente le gusta, que se acerque a personas que le enseñen lecciones de vida importantes. Dedicarte a tu pasión tiene muchos beneficios, y por otra parte es difícil encontrarte con que los resultados nunca son totalmente perfectos ante tus ojos, siempre buscas seguir mejorando. Si tu trabajo es tu pasión de vida, aún en los momentos más duros, habrá goce.

Máximo Bistrot, Havre 77 y Lalo! son tres lugares que cualquier paladar exigente busca conocer. Su chef, Eduardo García, nos cuenta un poco sobre su experiencia personal en el entorno culinario de nuestro país.

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