EL ANHELO Y EL ALIVIO SE CONVIERTEN EN SIRENS, LA NUEVA CANCIÓN DE DEVENDRA BANHART
Por: Christina Robles
Imágenes: cortesía
Ambientado en una sociedad distópica, Devendra Banhart publica la segunda canción de su próximo álbum Flying Wig –que saldrá el 22 de septiembre a través de Mexican Summer. Bajo en nombre de Sirens, el video está protagonizado por el artista multidisciplinar Dorian Wood y los cómicos Tim Heidecker y Mitra Jouhari.
Sobre la nueva canción, Devendra dice: "Sirens" trata sobre el desconcierto que precede al anhelo, el espacio entre el "todo duele" y "oh, hay un clavo enterrado en mi espalda", es como el alivio mezclado con miedo que viene al encontrar finalmente el objetivo. Aún no hemos dado en el blanco, pero sabemos dónde apuntar; ahí es donde está el lado "Y sin embargo" de esta canción. Otro tema que parece prevalecer en todo el álbum son los obstáculos convertidos en antídotos. Digo, qué fastidio, ¿verdad? "Sólo la violencia me agarrará fuerte", pero si no podemos deshacernos de ella, nuestra única opción es aprender a bailar con ella. Todo esto es lírico... musicalmente queríamos que se sintiera como bailar solo, llorar entre una multitud y, de alguna manera, incluso relajarse en esa melancolía, el lado sensual de la pena, el lado lúgubre de la alegría".
Del video "Sirens", en colaboración con Christian Stavros, Devendra dice: "Queríamos hacer una minipelícula de ciencia ficción que fuera distópica y utópica en partes iguales. Lo que se nos ocurrió fue un mundo en el que sólo los artistas pueden presentarse a cualquier cargo gubernamental, la presidencia siempre se reparte entre dos personas. En nuestro mundo ganaron dos leyendas, Tim Heidecker y Mitra Jouhari, y en este mundo todo el mundo es masajista y los masajes son obligatorios (interpretados por mí y por el increíble Dorian Wood) y llorar es obligatorio y está impuesto por ley".
Banhart, que en los últimos años se ha consolidado como un elogiado artista visual paralelamente a su trabajo en la música, lleva desde 2002 elaborando álbumes intrincados y cautivadores. Flying Wig, grabado en Topanga Canyon, al sur de California, con la aclamada música galesa, Cate Le Bon, como productora, es un paisaje de dualidades recurrentes, una caja de paradojas. Lo que sube, al final tiene que bajar. "Se trata de transmutar la desesperación en gratitud, las heridas en perdón, el dolor en alabanza", rumia Banhart.
El estudio rodeado de secuoyas y pinos (que en su día fue propiedad de Neil Young), donde Banhart "escuchaba constantemente a Grateful Dead", dio a luz de algún modo algo ingeniosa, a algo cercano al pop urbano y a Eno. El círculo de colaboradores del álbum se mantuvo reducido y familiar; su personal procedía de la lista de colaboradores probados y de confianza de ambos artistas (Nicole Lawrence en el pedal steel y la guitarra, Todd Dahlhoff al bajo, Greg Rogove a la batería, Euan Hinshelwood al saxofón), con Le Bon tocando ella misma una panoplia de partes adicionales (sintetizadores, guitarra, percusión, bajo, piano). Los toques finales del disco también fueron cortesía de los incondicionales de Le Bon, con mezcla e ingeniería de Samur Khouja y masterización de Heba Kadry.
Saliendo de sí mismo para examinar lo indecible, Devendra Banhart es de repente más libre que un pájaro. Es tan libre como una peluca que trasciende el cuerpo, trasciende la cabeza y se dirige a las nubes.