EL ICÓNICO PIAGET POLO VUELVE CON LA MÁS PURA EXPRESIÓN DE SU DISEÑO ORIGINAL
Por: M Revista de Milenio
Imágenes: cortesía de la marca
En la década de los años 80, se produjo un cambio significativo en el estilo de vida marcando una transición cultural y social que dejó una huella perdurable en la historia contemporánea. Este periodo se caracterizó por la prosperidad económica, el surgimiento de la cultura de la suntuosidad y la expansión de la influencia global. El neoliberalismo y la deregulación económica resultó en el principio de lo que hoy conocemos como jetset. El surgimiento de una escena cultural y social vibrante experimentó un renacimiento donde la búsqueda constante de placer y la celebración de la individualidad fueron características distintivas.
Como un detonante creativo, esta era definió el nacimiento de diversos iconos como es el caso de Piaget Polo, cuya reputación en la sofisticación horológica ya estaba consolidaba, su demanda crecía y cambiaba de rumbo junto con los ideales contemporáneos, los relojes de convertían en el acompañante de cualquier ocasión. “Ahora a nuestros clientes les gusta cada vez más hacer deporte. Eso es parte de la evolución de nuestras vidas hoy. La clientela de Piaget es exquisita, incluso en el deporte. Quiere llevar un reloj mejor, incluso en sus deportes. Por eso creamos esta línea deportiva que es impermeable y a prueba de golpes” explicó Yves Piaget en ese momento. Creado para ser una obra maestra del diseño moderno que concebía el cronómetro y el brazalete como un todo estético acentuado en oro. El reloj Piaget Polo nace de la cristalización de Yves Piaget por la vida ecuestre y la sofisticación. Desde Studio 54 hasta Palma Beach, el Piaget Polo elevaba la evocación del deporte de élite que estaba totalmente en consonancia con el estatus del que disfrutaba Piaget en su Piaget Society.
Ahora, 45 años después de su primera aparición, este reloj de importancia histórica renace como Piaget Polo '79 y sigue en consonancia con el Zeitgeist y la Piaget Society actuales. El motivo impartido por una construcción de eslabones en bloque alternados de gallones pulidos y cepillados continuaba sin problemas desde el brazalete, hasta la caja e incluso hasta la esfera. Abrazando la muñeca como una segunda piel, el brazalete fue elaborado con tanta habilidad en los talleres de Piaget que parecía haber sido esculpido a partir de una sola pieza de oro: 'Piaget Polo' pudo haber sido resistente a los golpes y al agua, pero se negó a comprometer el lujo y exclusividad en una época en la que Piaget sólo trabajaba con metales preciosos. Anunciado como “el mejor reloj deportivo del mundo”, el Piaget Polo era tan revolucionario como elegante.Su perfil en la muñeca estaba garantizado por el dominio de Piaget de los movimientos ultraplanos, tanto mecánicos como de cuarzo. En 1976, Piaget lanzó el famoso 7P, en aquel momento el movimiento de cuarzo más plano del mundo, que equipaba los primeros ejemplares del Piaget Polo. A principios de la década de 1980 fue reemplazado por el 8P de 1,95 mm, aún más delgado. Pero el célebre calibre mecánico 9P también se utilizó para fabricar determinados modelos de Piaget Polo. Tal fue la popularidad del modelo que pronto apareció en una variedad de variaciones: redondo, cuadrado, engastado con gemas, dorado bicolor, solo tiempo, calendario perpetuo… incluso apareció con una correa de cuero.
Piaget Polo 79 vuelve a la expresión más pura del diseño original, aunque con algunas actualizaciones sutiles. De acuerdo con los gustos actuales, se ha renunciado al calibre de cuarzo en favor del calibre automático ultrafino 1200P1 que se puede admirar a través del fondo de cristal de una caja ligeramente ampliada a 38 mm. Por lo demás, se trata de la misma obra maestra realizada íntegramente en oro de 18 quilates que deslumbró a la alta sociedad hace 45 años y que ya es adorada por los conocedores.
En 1979, Piaget presentó un reloj que definiría el espíritu de los años 80 y que hoy vuelve a la vida con motivo del 150 aniversario de la Maison.
