EL UNIVERSO LOUBOUTIN ROBA LAS MIRADAS DE LA MANO DE DAVID LACHAPELLE
Por: Jimena De La Torre
Imágenes: cortesía de la marca
Christian Louboutin lo ha vuelto a hacer. Esta vez, el visionario diseñador nos lleva a la legendaria Piscine Molitor de París, un templo del Art Deco, para presentar una de las actuaciones más inolvidables de la temporada. En un evento co-creado con el maestro de lo surrealista, David LaChapelle, y la icónica coreógrafa Blanca Li, el espectáculo celebró la danza en todas sus formas, con un twist que dejó a todos boquiabiertos: el equipo olímpico francés de natación artística, ¡en tacones! Sí, lo has leído bien. En un homenaje a la colección SS2025 de Louboutin, estas atletas lograron lo impensable: ejecutar su coreografía acuática sobre el emblemático zapato de suela roja. ¿El resultado? Un ballet acuático que se fundió con el espíritu lúdico de los años 50, pero reinterpretado desde una óptica moderna y electrizante.
La piscina, diseñada en 1929 por Lucien Pollet, renació bajo la batuta de LaChapelle y Li, quienes la convirtieron en un verdadero sueño. Proyecciones de colores vibrantes, luces iridiscentes y fuentes monumentales envolvían a los asistentes en un caleidoscopio de movimiento, mientras los bailarines y nadadores trazaban patrones hipnóticos en el agua. La mezcla entre arte y deporte alcanzó su clímax cuando una gigantesca réplica de unos zapatos Louboutin se transformó en un tobogán por donde las y los nadadores olímpicos se lanzaban al agua, una guiñada divertida y onírica, fiel al estilo de LaChapelle.
La música, a cargo de la artista LP añadió la dosis perfecta de pop, indie y rock a la atmósfera envolvente. Cada nota parecía resonar con las acrobacias acuáticas, mientras las nadadoras desaparecían bajo el agua para emerger con los icónicos tacones de suela roja. “Queríamos traer de vuelta esa sensación del cine de Hollywood del siglo XX, pero con un toque completamente contemporáneo. Lo hermoso es inspirarnos en el pasado para crear algo que resuene hoy en día,” comentó LaChapelle, y vaya si lo lograron. Louboutin, quien siempre ha tenido una fascinación por la danza y el mundo acuático, encontró en esta colaboración un lienzo perfecto para expresar su visión. En palabras del propio diseñador: "Los tres compartimos una pasión por la danza. Blanca la ha convertido en su vida, David en su arte, y yo empecé diseñando zapatos para bailarinas". Esta conexión creativa elevó el espectáculo a otro nivel, donde cada detalle era pura magia.
El espectáculo no solo deslumbró por su audacia técnica y su puesta en escena, sino que también marcó un hito en la moda, el arte y el deporte. La combinación de elementos tan dispares —tacones, agua, danza, y atletismo— encapsuló a la perfección la esencia de Louboutin: romper moldes y convertir lo imposible en una experiencia inolvidable.