FENDI MENSWEAR SS24: UN HOMENAJE A LOS PROTAGONISTAS DE LA CREACIÓN
Por: Mary Lizbeth Pérez G.
Imágenes: cortesía de la marca
Silvia Venturini Fendi, la mente maestra detrás de la Maison italiana, entiende que un hogar no está completo sin su taller. Ella comprende la fascinante dualidad entre la imagen glamurosa que proyecta la marca y los entresijos internos que dan vida a su magia. En su colección Primavera/Verano 2024, Fendi rinde homenaje a los artesanos detrás de los emblemáticos bolsos Baguette y Peekaboo.
Antes de que las prendas llegarán a la pasarela, el público tuvo la oportunidad de presenciar cómo los trabajadores martillaban, ajustaban y cortaban los bolsos con láser, estableciendo el tono de la noche y los procedimientos de sastrería. La colección se inspiró en los uniformes de la fábrica, pero sin perder el toque distintivo de la marca. Los delantales se incorporaron de diversas formas, desde faldas envolventes que funcionaban como cinturones de trabajo hasta trajes de falda con peto de mezclilla.
La temática de la fábrica reveló una perspectiva más amplia de la elegancia, transformando la obsesión de Silvia Fendi por las tradiciones y los uniformes en algo opulento. Los modelos desfilaron luciendo zapatos similares a los clogs de Crocs, pero hechos con cuero suave y suelas de tono crudo. Mientras tanto, los artesanos de Fendi se encontraban absortos en la confección de bolsos de cuero, apenas levantando la vista de sus mesas, indiferentes a la audiencia llena de celebridades a solo unos metros de distancia.
La colección presentó camisas con un aire de ropa de trabajo, cortadas en diagonal a lo largo del hombro y con un corte estilo cordón de delantal. Las rayas verde caqui se extendían hasta el cuello, y las mangas de las camisas caían por la espalda, listas para ser atadas o colgadas. También se incluyeron guiños al campamento en sedas estampadas con herramientas, algodones salpicados con líneas de corte de patrones y etiquetas con el nombre de Fendi enganchadas en los bolsillos de los abrigos. Un traje, cortado al nivel de los hombros, presentaba una versión más literal del patrón, salpicando la chaqueta y los pantalones con hilos blancos, como si la ropa aún estuviera en proceso de ajuste.
Además de este homenaje a la artesanía, la colección también mostró piezas más clásicas y lujosas, como chándales color avena con logotipos bordados y abrigos capitoné, que recordaban la fuerza laboral de la firma. Mientras tanto, las bolsas de cartón y los accesorios de muestra de tela recordaban la realidad de los creadores.
El impacto sorprendente de la aparente simplicidad del concepto se reflejó en las nuevas siluetas que permitieron a los hombres transitar con estilo entre el trabajo y el fin de semana. Esta colección se destacó por su asombrosa versatilidad. Más allá de ser simplemente una forma de ganarse la vida, trabajar en la fábrica de Fendi representaba el valor de las habilidades históricas arraigadas en cada artesano, habilidades que se adquieren con tiempo y dedicación.