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JACK HARRIES

Por: Sarah Gore Reeves
Fotografía: Gavin Bond

El documentalista Jack Harries ha dedicado su carrera a luchar contra el cambio climático. 


Proviene de una familia de cineastas y escritores. Lanzó una productora a los dieciocho años y un exitoso canal de YouTube, que cuenta con más de cuatro millones de suscriptores en todo el mundo. Jack utiliza constantemente esta plataforma para crear conciencia sobre la salud mental, la migración forzada y los problemas ambientales.


A lo largo de su carrera, Jack ha viajado a Groenlandia, Somalilandia, Bután, Borneo y Kiribati para hablar del cambio climático de primera mano. Ha recibido varios premios por su trabajo y ha aparecido en publicaciones de la talla de The Guardian


Jack es embajador mundial de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), embajador antártico de Greenpeace y pertenece a PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y a PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales).


¿Dónde empezaste?

Creé un canal de YouTube en 2011, el año en que terminé la escuela. Me di un año sabático y la plataforma me llamó la atención porque era un lugar muy creativo. Mi hermano se unió y obtuvimos un millón de suscriptores a fin de año.


¿Cómo te interesaste por el activismo climático?

Con el éxito de nuestro canal de YouTube, tuvimos varias oportunidades. En 2015 fuimos a Groenlandia con el Fondo Mundial para la Naturaleza. A partir de ese momento, empecé a vivir mis viajes desde una perspectiva diferente. Empecé a conectar los puntos del impacto humano en el mundo.

¿Qué debe suceder para que más gente sea consciente y tome medidas contra el cambio climático?

Lo que la gente debe entender del cambio climático es que no solo se trata de un problema ambiental, sino de un problema de derechos humanos y justicia social. Cuando hacemos la transición y lo entendemos, comenzamos a sentirnos más conectados emocionalmente y nos impulsa a actuar. Lo que quiero decir con esto es que, cuando hablamos del cambio climático, ocurre una reacción en cadena: aumenta la temperatura, se derriten los glaciares, incrementa el nivel del mar, hay más sequías y el clima se vuelve más extremoso. Todos estos son cambios ambientales, aunque por sí mismos son bastante abstractos y no necesariamente un problema. Lo que a menudo no se comunica es el impacto humano de esos cambios.


¿Cuál es la conexión entre los problemas sociales y los problemas ambientales?

El cambio climático es la madre de todos los problemas. Exacerbará todos los problemas sociales que nos preocupan. Es por eso que también lo llamamos un problema de derechos humanos, en lugar de solo un problema ambiental. Por ejemplo, el cambio climático hace que los icebergs se derritan y caigan al océano, lo que provoca un aumento del nivel del mar. Esto ocasiona inundaciones en lugares bajos y malas cosechas en otros sitios debido a la sequía que causa este fenómeno. A partir de ahí, las personas comienzan a mudarse para encontrar tierras fértiles que puedan mantenerse. La ONU predice mil millones de refugiados climáticos para 2050, y tenemos que pensar en eso.


¿Cómo una persona puede ayudar para generar cambios en torno a estos temas?

Primero, están los cambios personales en el estilo de vida. Escuchamos mucho sobre la adopción de dietas basadas en plantas, la eliminación de plásticos de un solo uso y cosas por el estilo. Todo eso es importante, pero por sí solas no serán suficientes; hay algo mucho más crucial, que es el segundo tipo de cambio: el sistémico.


De este cambio no escuchamos mucho, en parte porque hay una narrativa realmente conveniente para las grandes corporaciones y los gobiernos que nos dan la espalda. La idea de la huella de carbono fue creada por BP, la empresa de combustibles fósiles, como una forma de evitar la responsabilidad. El cambio climático es el síntoma de un sistema roto. Entonces te preguntas: ¿cómo puede una persona crear un cambio a nivel sistémico? Y la única manera en que lo podemos hacer es actuando colectivamente. Hay una excelente cita de la antropóloga social Margaret Mead, que dice: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos pueda cambiar el mundo; de hecho, es lo único que lo ha hecho”. Creo que eso es realmente profundo.


Hemos visto que ese tipo de acciones a gran escala ha creado cambios a lo largo de la historia. La Marcha de la sal liderada por Gandhi, el Movimiento de derechos civiles de Estados Unidos o Las sufragistas. Todos son ejemplos de grupos de personas que se unieron para exigir un cambio sistémico. Eso es lo que debemos hacer como individuos.

“El cambio climático es el síntoma de un sistema roto. Entonces te preguntas: ¿Cómo puede una persona crear un cambio a nivel sistémico? (…) Actuando colectivamente.”

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