JOSE DÁVILA: EXPLORANDO FUERZAS OPUESTAS
Por: Sarah Gore Reeves y Betsy de la Vega Tay
Imágenes: cortesía de la galería OMR
El simbolismo de de sus esculturas al borde de el colapso, involucra el intercambio de fuerzas básicas donde conviven distintas magnitudes y experiencias invitando al espectador a la contemplación.
El trabajo de Dávila ha sido exhibido internacionalmente en instituciones como el Museo Universitario del Chopo, Ciudad de México, MX; Franz Josefs Kai 3, Viena, Austria; Sammlung Philara, Düsseldorf, Alemania; SCAD Museum of Art, Savannah, EUA; Museum Voorlinden, Wassenaar, Holanda; Museo Jumex, Ciudad de México, México; entre otros. Y su obra forma parte de colecciones internacionales de la talla del Centre Georges Pompidou en Paris o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Al ser autodidacta en el arte, ¿cuál es el proceso que sigues para crear tus piezas?
Mi proceso creativo como artista autodidacta es orgánico y en constante evolución. Al no tener una formación formal en arte, me he permitido explorar libremente e ir desarrollando a través del tiempo mi propio lenguaje, que es algo que todo artista busca intrínsecamente.
Me sumerjo en el entorno que me rodea, tanto natural como construido, y presto atención a los detalles que capturan mi interés, estos pueden ser elementos arquitectónicos, música, conversaciones, estructuras, materiales o incluso fragmentos de la vida cotidiana. La inspiración -palabra que se presta a malas interpretaciones- puede provenir de una obra de arte mía previa o de la historia del arte, una situación o una experiencia personal, no tengo método en ese sentido. Suelo realizar bocetos, anotaciones y esbozos para explorar diferentes formas de representar mis pensamientos e interpretaciones de lo vivido. Me gusta trabajar con una amplia gama de materiales y busco formas de desafiar sus propiedades físicas y jugar con las posibilidades expresivas que ofrecen. Me interesa poner a dialogar realidades distintas, fuerzas opuestas. A medida que avanzo en el proceso de realización de una pieza, también me gusta dejar espacio para la improvisación, que es absolutamente fundamental. A veces, los cambios inesperados en el proceso de trabajo pueden dar lugar a descubrimientos y resultados sorprendentes. Estoy abierto a la experimentación y a permitir que el proceso me guíe hacia nuevas direcciones.
¿Cuál es el mayor reto al enfrentarte a los diferentes espacios de exposición?
Es comprender y adaptarme a las características únicas de cada uno. Cada espacio tiene sus propias limitaciones arquitectónicas, restricciones técnicas y condiciones culturales o históricas que me gusta considerar para presentar mis obras. Uno de los desafíos principales es el tamaño y la escala del espacio. La idea es crear un diálogo armonioso entre mis piezas y el espacio circundante, una atmósfera envolvente. Esto implica considerar la estructura, los materiales, la historia y el genius-logi del lugar para lograr una conexión significativa. El transporte, la instalación y el desmontaje de mis obras requieren una planificación cuidadosa y la coordinación con equipos técnicos y especialistas, que me permitan a veces trabajar In-Situ. Garantizar la seguridad de las obras durante el proceso y su integridad a lo largo de la exposición es fundamental. Finalmente, otro desafío es la expectativa del público y su interpretación de mis obras en cada espacio. Cada entorno tiene su propio público y contexto cultural, por lo que las obras serán recibidas y comprendidas por diferentes audiencias, es la parte “viva”del espacio y para la que no hay respuesta segura, ya que la obra se hace para uno mismo sin pensar en los demás pero se comparte con todos.
Si pensáramos como una montaña, ¿qué sucedería al llegar a la cúspide?
Es importante recordar que la cúspide es solo un momento fugaz en nuestro viaje. La vida continúa y las montañas están llenas de picos y valles. Al llegar a la cúspide, podríamos encontrar una profunda conexión con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, y a partir de ahí, elegir un nuevo camino o descender hacia nuevos horizontes por explorar. Podría representar un punto de inflexión, una transición hacia una nueva etapa de crecimiento y evolución.
Pensar “como una montaña” nos invita a reflexionar sobre nuestro propio crecimiento y superación. Nos recuerda que el viaje es tan importante como el destino y que, a pesar de los desafíos que enfrentamos, siempre habrá nuevos aprendizajes por adquirir en nuestra vida, no solo artística o profesional, sino personal.
Qué significado tiene el mundo inmaterial en tu trabajo?
El mundo inmaterial tiene un significado fundamental en mi trabajo como artista a pesar de que mis obras a menudo sean muy robustas, pesadas, matéricas.... busco trascender lo tangible y material para adentrarme en el ámbito de las emociones, las ideas y las experiencias subjetivas. En mi práctica artística, me interesa investigar y representar conceptos abstractos y efímeros, como el tiempo, la memoria, la percepción y la esencia simbólica de los objetos. Me interesa la intersección entre la realidad física y la experiencia subjetiva, y cómo los elementos inmateriales, como la luz, el equilibrio, el asombro, el miedo, la ilusión, la fragilidad y la percepción, pueden transformar como nos sentimos, en un fragmento de tiempo tan corto como dos segundos en los que se pausa la respiración al sentirse realmente movidos por algo, sin embargo esos dos segundos nos acompañan para siempre a través de la memoria y las reflexiones posteriores que se desprenden de ese momento. Creo que al adentrarnos en lo inmaterial, podemos acceder a una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo que habitamos.