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LA AMAZONIA: UN VIAJE AL PULMON DEL MUNDO

Por: Betsy de la Vega Tay
Imágenes: Aqua Expeditions

Llegar a Iquitos, un lugar olvidado en el tiempo. Con el aroma y calidez de cualquier puerto en vías de desarrollo y con él. Al bajar y caminar por sus calles llenas de tuk tuks, comercio informal en donde se venden todo tipo de frutas y verduras, comida callejera, ropa y artículos electrónicos posiblemente de segunda mano, se percibe la necesidad de sus habitantes por subsistir. La arquitectura neoclásica española abandonada, le da a este lugar una sensación de abandono y melancolía que sumando el calor húmedo y el caos, lo hacen más notorio. 


Horas después, llegamos a la embarcación. La dimensión de esta no es tan impresionante como lo es el material, color y gusto exquisito con el que está hecha. Al subir a ella, la tripulación, vestida de lo más formal y un lenguaje amable proveniente de cierta educación con influencia foránea, que se siente cosechada por las ganas y oportunidad de crecimiento nos recibió de la manera más amable, como si nos hubieran estado esperando. 


Cruzamos por horas dentro del barco, apreciando el atardecer más espectacular que jamás hubiéramos visto. Con una copa de Champagne para festejar nuestra llegada. Morado, rojo, amarillo a toda saturación inundaron el interior y la terraza, mientas las platicas de reconocimiento con otros pasajeros empezaron a darse. Gente de Alemania, Canadá, Florida, Colombia, todos juntos intercambiando ideas y cultura.

La primera expedición, muy temprano en la mañana del día siguiente, fue a caminar por la selva. Nadie sabíamos qué esperar, pero los guías fueron muy insistentes en que nos cubriéramos bien el cuerpo, usáramos suficiente repelente de insectos, y que no tocáramos nada sin antes preguntar. Casi cualquier insecto puede causar una picadura mortal, y gran número de plantas son altamente venenosas. 


Nos recibió Bryan a la orilla con un machete y una sonrisa causal. Un local valiente y algo desenfadado. “Vengan por acá, ¡síganme!” Con un español un tanto a medias, pero con muchas ganas de mostrarnos “la gran farmacia verde”, como los locales le llaman a la jungla. 


Por medio de relatos y cuentos sobre tradiciones familiares, nos explicó los diferentes usos de algunas plantas medicinales de la región. Y cómo esta sabiduría ha pasado de generación en generación por medio de la palabra. También nos hizo saber que los niños que se portaban mal, eran atados a un árbol donde les subían por los pies hormigas rojas causando picaduras muy dolorosas, naturalmente, él y ahora sus hijos habían sido víctima de este castigo, nos contó entre risas. Bryan usaba bermudas, y playera sin mangas. Sacudiéndose los insectos de la manera más casual, tan parte cotidiana de su vida. 


De regreso al Aqua Nera II, los chefs cocinaron una deliciosa sopa de lima con la pesca del día, servida en unas pequeñas cazuelas de barro. Y al saber que éramos mexicanos, nos presentaron algunos tipos de chile, mientras hacían bromas sobre cómo los extranjeros no podrían soportar aquel sabor. Comimos varios platillo exquisitos. Ceviche, carne y algunos postres. Todo presentado de la manera más bonita y cocinado con ingredientes locales. El staff de el restaurante nos trató con una cortesía que nos hacía sentir como en casa cada una de las comidas que hicimos. 


Las habitaciones de el barco, son algo espectacular. Con un day bed junto a una ventana de techo a piso y camas tamaño king size con sábanas y almohadas que te recuerdan a cualquier hotel de lujo sobre tierra firme. Mientras te duchas con la presión ideal de agua en un ambiente calientito y vaporoso, puedes seguir observando el río. 


A la mañana siguiente, la expedición fue a una de las 150 comunidades que viven pegadas a las orillas de las quebradas o riachuelos, y que cada temporada migran dependiendo de la altura del río. Bajamos a conocer la casa de Doña Silvia, quien vivía con sus 8 hijos, y dormían todos en una misma habitación. Nos ofrecieron una bebida tradicional que preparan con alcohol de caña y almacenan en botellas de Coca Cola. Las comunidades rurales se han visto de cierta manera afectadas por el capitalismo y la llegada de este a lo más profundo de el Amazonas, donde aún habitan algunas que aún conservan sus tradiciones y dialectos. Nos contaron con tristeza, que muchos de los jóvenes locales, quieren desprenderse de sus raíces, dejar de hablar las lenguas indígenas e intentar volverse más “civilizados”. Ojalá esta civilización con la que tantos sueñan, llegara filtrada solamente por la educación. 


Nos enseñaron el caimán que cazaron y prepararon para el almuerzo a las brasas, y la sopa de tortuga que harían con una de ellas casi viva cortada a la mitad. 


Descubrir el Amazonas y sus cauces en una embarcación como el Aqua Nera II, es una experiencia llena de matices. Un estado meditativo y de contemplación ante tanta belleza y ante el daño ambiental que nuestro estilo de vida le ha causado a algo tan perfecto. La cantidad de pájaros, incluidos los llamados prehistóricos y los famosos delfines rosas, los cuales realmente tienen un tono rosado en su piel, te hacen conectar y re pensar en nuestro trato al planeta. Buscamos animales al atardecer con binoculares desde las lanchas rápidas especiales para las expediciones. Una anaconda adolescente de unos 7 metros de largo, nos sorprendió durmiendo, mientras hacía digestión, colgada frente a las ramas mas cercanas de la orilla. Nos acercamos lo más posible, pudimos admirar sus escamas. Uno de los guías comentó como anécdota que había sido mordido en la pierna por una. Osos perezosos descansando en lo alto de los árboles, pájaros prehistóricos, monos, y una cantidad de insectos importante se dejaron ver con cierta facilidad, recordándonos que ellos son los verdaderos dueños de el lugar. De vuelta al Aqua Nera II, nos ofrecieron un masaje en el spa. Un pequeño espacio con un ventanal enorme, camas como las que usa cualquier terapeuta profesional y dos señoras con manos mágicas y gran conocimiento de el cuerpo nos ayudaron a descansar el cuerpo y mente mientras usaban aceites esenciales y música de relajación. 


La cena esa noche, fue muy emotiva, pues nos despedimos de la tripulación, que no solamente fueron excelente guías, sino que nos compartieron sus experiencias de vida y sabiduría ancestral de sus propias familias. Nos despedimos con un fuerte abrazo y un hasta luego, deseando algún día volver a esas aguas negras, donde todo se refleja como espejo. Donde si miras con detenimiento, encuentras tu propio reflejo. 


Para mayor información visita: https://nubamexico.com

El equipo de M, viajó a Perú para navegar en las aguas del Amazonas y conocer un poco de sus cultura ancestral a bordo de una embarcación magnífica, una experiencia inolvidable.

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