LA COLECCIÓN DE ALTA COSTURA DE DIOR OTOÑO / INVIERNO 2023 ES UN RITUAL A LO CONTEMPORÁNEO
Por: Daniel Zepeda
Imágenes: cortesía de la marca
Maria Grazia Chiuri persigue sus ideales con esta colección de Alta Costura Dior otoño / invierno 2023, que refina hasta la perfección los elementos sartoriales que se pueden describir como arquetípicos: la túnica, el peplum, la capa y la estola. La Alta Costura moldea su temporalidad y evoluciona según su propio proceso, donde la historia y la excelencia se integran en cada latido del presente. La alta costura da forma y construye su propia temporalidad. Un momento específico que refleja los procesos y la excelencia que la alta costura requiere durante su creación. Un momento aparte, meticuloso, que da vida a la memoria y a la imaginación con un movimiento dual: la alta costura evoluciona siguiendo un ritmo litúrgico e integra el pasado en cada latido del presente. En el atelier no hay patrones de papel, los bocetos se transforman en vestidos y abrazan la singularidad de cada cuerpo.
El encuentro de Maria Grazia Chiuri con Marta Roberti, una artista cuya obra transforma la pasarela en una galería de arte, forma parte de esta vuelta a las raíces sagradas. “He estudiado las iconografías de varias diosas, casi siempre asociadas con animales, y me he presentado imitando sus posturas de manera teatral, copiando sus poses y movimientos con mi cuerpo, encarnando sus peculiaridades hasta que las hacía mías”, afirma la directora creativa de la línea femenina de Dior en un comunicado oficial.
La directora creativa de las líneas femeninas de Dior se inspira en las palabras y en el enfoque de Marta Roberti y se sumerge en el gesto poético de la alta costura a través de la fusión del vestido y el cuerpo. Los modelos componen una secuencia hierática y siguen los pasos de las divinidades que han dominado y siguen dominando el mundo. Una silueta vertical, zapatos planos. Los colores seleccionados son el blanco, el beige, el plateado y el dorado pálido. Las chaquetas y los abrigos se estructuran con pliegues bajo el pecho, y evocan las estatuas clásicas y las columnas acanaladas. Las perlas, símbolos de pureza, se incluyen en numerosos bordados, y se entrelazan con hilos plateados para crear un brillo iridiscente. Las relucientes texturas de los sesenta vuelven a cobrar protagonismo en faldas largas y vestidos. La lana y la cachemira ocupan un papel central. Una capa que evoca una prenda sagrada, a veces bordada, sublima diferentes looks. El plisado domina las mangas de las chaquetas masculinas.
El desfile perpetúa el culto a las diosas, reinterpreta los emblemas de la antigüedad y se convierte en un ritual contemporáneo que ilustra la fuerza y la fragilidad de la feminidad. Al evocar el pasado, nos guía hacia una visión del futuro impregnada de sensibilidad y atención al detalle.