Javelin combina la profundidad musical con la amplitud emocional. A veces, parece la producción de un álbum de un gran equipo, pero decididamente no lo es: casi todos los sonidos son el resultado de Stevens en su casa, construyendo por sí mismo lo que a veces parece un testamento de la opulencia de los estudios de Los Ángeles de los años setenta. Las contribuciones vienen de un círculo cercano de amigos –Adrienne Maree Brown, Hannah Cohen, Pauline Delassus, Megan Lui y Nedelle Torrisi– que proporcionan armonías en muchas canciones, y Bryce Dessner, que toca la guitarra acústica y eléctrica en "Shit Talk". Por supuesto, Neil Young escribió el tierno y místico cierre del álbum, "There's A World".

Mientras que The Ascension, alabado por The New York Times como "un grito de desesperación y una plegaria por la redención", utilizaba una electrónica ornamentada pero urgente para ajustarse a su momento, Javelin comienza como un autorretrato, detallado pero sencillo. Es el Stevens más íntimo, que recuerda a Seven Swans o aCarrie & Lowell y que te invita a compartir sus reflexiones internas.