LA PRECISIÓN DEL AROMA DE NICOLAS BONNEVILLE Y JAEGER-LECOULTRE
Por: Daniel Zepeda
Fotografía: cortesía
Resaltando la creatividad humana a través de un diálogo entre pasado y presente, el programa Made of Makers se ha dedicado ha conectar la relojería con diversas disciplinas artísticas, invitando a creadores a plasmar la identidad de Jaeger-LeCoultre a través de sus propias especialidades. Desde su creación, este programa ha colaborado con personalidades de ámbitos como el arte contemporáneo, la gastronomía y la música, y ahora se adentra en el mundo de la perfumería. Este universo invisible como si fuese una partitura de notas efímeras que, al igual que cualquier expresión artística, busca interpretar la belleza y comunicar una emoción. Este arte, que parece disolverse en el aire, guarda un poder único: su capacidad para capturar el tiempo, para así crear una atmósfera que nos traslade a recuerdos y emociones profundas de acordes atemporales.
Para Nicolas Bonneville, la perfumería es un arte de precisión y creatividad que comparte similitudes con la relojería. Fascinado desde niño por el poder evocador de los aromas, Bonneville ha revolucionado el mundo de la perfumería con creaciones distintivas. Su pasión por la creación de fragancias comenzó a los doce años, cuando visitó Grasse, la cuna de la perfumería francesa. Posteriormente, fue guiado por maestros como Jacques Maurel y Francis Kurkdjian, quienes lo ayudaron a perfeccionar su técnica y visión olfativa. Cada creación de Bonneville se caracteriza por la claridad y profundidad de sus aromas, siguiendo el principio de “menos es más”. Las tres fragancias creadas por el francés reflejan dicha anatomía. Cada una de ellas representa los principios fundamentales de la Alta Perfumería: fórmulas cortas, ingredientes nobles y altas concentraciones. La simplicidad de sus fórmulas permite que cada componente tenga un papel esencial, logrando aromas refinados y evolucionando con el tiempo. Los ingredientes exquisitos, provenientes de Asia Central, la península arábiga, Haití y Sudamérica, mantienen su carácter puro mediante técnicas de extracción modernas, garantizando un perfil olfativo distinguido y duradero, que ofrece complejidad en cada etapa de la fragancia.
La colaboración entre Bonneville y Jaeger-LeCoultre comenzó con un desafío: capturar la herencia y el espíritu de la marca relojera en tres perfumes distintivos. La Grande Maison quería que las fragancias fueran atemporales y distintivas, representando la dualidad entre lo clásico y lo moderno. Para lograr este efecto, Bonneville trabajó con materiales nobles como el iris, cuyo proceso de preparación dura varios años, y lo combinó con técnicas de extracción biotecnológicas avanzadas. “Jaeger-LeCoultre representa una mezcla de historia y modernidad. Usé el iris y el cuero para evocar el aroma de la silla de montar en los caballos de polo, pero con un toque moderno, sin que fuera un cuero de estilo antiguo,” explica. Este equilibrio entre tradición e innovación es esencial en su enfoque y refleja su compromiso con la exploración de nuevas materias primas y procesos de extracción. En cuanto a la creación de las notas para cada una de las tres fragancias, Bonneville destaca que están unidas por una base amaderada y sensual. Utilizó software avanzado para visualizar el impacto de cada molécula en el tiempo y en el espacio, asegurando que las fragancias tuvieran un “sillage” o rastro poderoso que evolucionara con elegancia. “El perfume, al igual que la relojería, se basa en una profunda reflexión sobre el paso del tiempo,” comenta.
Las fragancias de Bonneville representan diferentes aspectos del legado de Jaeger-LeCoultre. The Timeless Stories es una fragancia amaderada y coriácea inspirada en el reloj Reverso, que incorpora Hoja de Violeta e Iris, evocando elegancia y resistencia. The Celestial Odyssey es una oda a las complicaciones celestiales de la relojería, con pachulí, maderas ambarinas y vainilla. The Precision Pioneer, una fragancia amaderada y ambarina, refleja la precisión y la modernidad de la Manufactura, con incienso y madera vibrante, en un equilibrio de artesanía y tecnología avanzada.
Destinadas a convertirse en un nuevo emblema de la Grande Maison, las tres fragancias elaboradas por Bonneville se ofrecerán como detalle especial para los clientes y se usarán en diversas iniciativas en el futuro marcando con ello la nueva esencia de Jaeger-LeCoultre, el aroma de la precisión.