LE MEURICE: DONDE LA HISTORIA Y EL LUJO SE ENCUENTRAN
Por: José María Hernández Mireles
Imágenes: cortesía del hotel
Le Meurice nació cuando Charles-Augustin Meurice, emprendedor francés, vio las necesidades que tenían los viajeros británicos cuando iban a la costa de Francia, por lo que decidió fundar un hotel para que la gente se sintiera como en casa. Después de esta experiencia, el alojamiento se trasladó a París, a una de las ubicaciones más privilegiadas de la ciudad, donde ha permanecido desde 1835.
El Jardín de las Tullerías puede ser visto desde las ventanas de Le Maurice. Este hotel siempre se caracterizó por hospedar a la aristocracia. La primera persona en reservar después de su remodelación fue el rey Alfonso XIII de España. El rey de Montenegro, después de ser destronado, se hospedó en este recinto, así como la reina Victoria, Tchaikovsky, Roosevelt y dirigentes de diferentes países. Incluso Salvador Dalí, el famoso y excéntrico pintor surrealista, se hospedó en una habitación durante 30 años; misma que en la actualidad lleva su nombre.
El reto de Franka Holtmann, gerente general del hotel, fue hacer que esta icónica ubicación en París continuara siendo un lugar de relajación y discusión, donde las grandes mentes del mundo se encontraran, así como hacer una reinterpretación de la arquitectura francesa con la pregunta: ¿cómo sería el Palacio de Versalles si lo construyeran hoy en día? Con esto se llevó a cabo la remodelación de 29 nuevos cuartos; un concepto con suites amplias donde predomina la luz, y donde se combina la elegancia y la relajación retomando el concepto por el cual se creó el hotel; ser un lugar acogedor.
Además de hospedar a figuras sumamente importantes, este hotel ha sido sede de muchos eventos a través de la historia. Por ejemplo, la boda de Pablo Picasso y Olga Khokhlova, la cena de Bob Dylan a las 3:00 a.m., las noches de Robert De Niro en el bar, entre otros. Al final del día, es imposible describir más de 200 años de historia, pero se puede experimentar una parte de esta en el número 228 de Rue de Rivoli.