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MARIA GRAZIA CHIURI: EL REALISMO MEXICANO DE DIOR CRUCERO 2024

Por: Sarah Gore Reeves y Daniela Gutiérrez
Imágenes: cortesía de la marca y Sarah Gore Reeves

El pasado 20 de mayo, todos los ojos de la industria de la moda se fijaron en México. Celebridades volaron de todo el mundo para presenciar la colección Crucero 2024 de la casa francesa Dior. Debido a la actividad volcánica del Popocatépetl, invitados del desfile que intentaban aterrizar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se quedaron varados durante horas esperando una puerta. Una vez que lo lograron, tuvieron que esperar otra hora y media para conseguir su equipaje (muchas de estas maletas incluían el atuendo Dior que planeaban usar en el desfile).


Fue con esta experiencia tan conocida para los que habitan la Ciudad de México que llegaron los invitados internacionales, y los mexicanos pudieron experimentar una vez más lo que se siente apreciar su propia cultura a través de los ojos del otro.


La directora creativa de la marca, Maria Grazia Chiuri, continuó con su tradición de trabajar junto a locales con el fin de salvaguardar prácticas culturales tradicionales. En esta ocasión, creó piezas en colaboración con artesanos de Puebla, Oaxaca y Chiapas. Como cada vez que algún diseñador internacional posa su mirada en México para tomar al país como inspiración, surgieron interrogantes sobre las estructuras de lujo, los intereses económicos, los límites del activismo y la ética de tratar con la cultura ajena. En conversación con Maria Grazia, escuchamos su perspectiva sobre esta colección.


Hay un aspecto de la moda que a veces se olvida, que es la importancia de considerar a los artesanos y proteger el futuro de la artesanía.

Sí, creo que no sólo debemos protegerlos, sino que tenemos que escucharlos para tener una visión completa del futuro de la artesanía. En caso contrario, corremos el riesgo de no encontrar una nueva generación que esté interesada en seguir con estas tradiciones. Nosotros corremos el mismo riesgo en Italia con mi generación.


Con Dior empezamos a apoyar a los artesanos en 2016 con una escuela en la que entendemos el valor de estas habilidades. La educación hace una enorme diferencia y cambia la narrativa, porque en el pasado había muchas personas que consideraban este tipo de trabajo como una segunda opción.


Mi madre era costurera, no tuvo la oportunidad de estudiar, por lo que cuando decidí dedicarme a la moda se deprimió un poco, pensaba que no tendría futuro. Con el tiempo lo entendió, pero lo cierto es que el trabajo “doméstico” no está visto como un trabajo establecido. Sin embargo, creo que es una excelente herramienta para ser inventivos, expresar creatividad y hacer cosas diferentes.

Frida Kahlo continúa siendo una inspiración después de muchos años. ¿Por qué crees que sigue siendo relevante para las mujeres contemporáneas?

Es difícil sintetizar el porqué de su importancia, pero básicamente no aceptó ningún límite en su vida y se creó a sí misma. Todos los elementos que la rodeaban —las pinturas, la casa, la vestimenta— funcionaban juntos para crear esta imagen con la que ella estaba tan cómoda, y me parece que eso la convirtió en una artista simbólica.


¿De qué manera te aseguras de que se respeten las tradiciones de los artesanos con los que trabajas?

Creo que es importante proteger a las personas con las que trabajo, así como sus tradiciones, pero sin perder las ideas nuevas. Es decir, se corre el riesgo de perder el interés de la gente si no hacemos cosas interesantes, y esto me regresa al tema del futuro de la artesanía. Mi abuela era excelente bordando, pero mi generación perdió un poco esa disciplina y la encuentran anticuada, no entienden su valor. Yo quiero preservarla al agregarle algo nuevo.


Los invitados se hospedaron en el hotel sede, The Ritz-Carlton, Mexico City, que los recibió con arreglos florales, libros de colección, giftings, servicios exclusivos y llaves personalizadas.


El desfile se llevó a cabo el pasado sábado en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, debajo de una constante lluvia que causó un rediseño de la configuración de los asientos para evitar que editores de moda de todo el mundo terminaran empapados. Entre los invitados se encontraban personalidades como Alicia Keys, Carlos Slim, Enrique Norten, Naomi Watts, Yalitza Aparicio, Chiara Parravicini y Emma Myers.


La titular de la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto, ha acusado anteriormente a marcas como Isabel Marant de apropiación cultural. Después de reunirse con Maria Grazia, Frausto compartió lo siguiente a través de Twitter: “El mejor homenaje a las culturas vivas de México es el respeto y la colaboración. Gracias, Maria Grazia Chiuri y al equipo de Dior por compartir ideales y respeto por la comunidad artesanal. Original sí, copia no. Colaboración sí, plagio no”.


La colección tuvo un final que no estuvo exento de controversias. Con Canción sin miedo de Vivir Quintana de fondo, Maria Grazia presentó 19 vestidos blancos bordados en rojo, creados en colaboración con la artista feminista mexicana Elina Chauvet. Esta última parte del desfile llamó la atención del público internacional, y despertó un dolor que es muy familiar para el público mexicano.

A causa de esto, surgen interrogantes como: ¿El activismo tiene lugar en las expresiones artísticas, incluso cuando hay intereses económicos en juego? Lo cierto es que la comunicación es una parte esencial del activismo, y solo podemos esperar que se siga multiplicando la conciencia internacional sobre esta pesadilla que las mujeres mexicanas han vivido durante tanto tiempo.

El más reciente desfile de Dior, que se llevó a cabo en la Ciudad de México, trajo consigo una importante discusión sobre el activismo. La casa de moda tomó como inspiración a Frida Kahlo y a la cultura mexicana para la colección.

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