YVES CHERER: ETERNITY
Por: Mauricio de Jesús Vargas Luengas
Imágenes: cortesía de la galería
Yves Scherer, artista suizo nacido en 1987, presenta su primera exposición individual en Galería Mascota, Ciudad de México. Las obras que conforman Eternity no se limitan a un solo medio; Yves trabaja con la escultura, la fotografía y la pintura. Muestra una serie de obras que parten de lo íntimo, de su propia vida familiar. Sucesos significativos, como el nacimiento de su hija, lo llevaron a emprender un profundo viaje de exploración en su interior.
Gracias a la técnica lenticular y al uso de diversas flores como un recurso constante, logra capturar la fragilidad y la belleza desde “realidades” distintas, mostrándonos más de una imagen en un solo cuadro, lo que pareciera una invitación a mirar de cerca, a observar desde adentro. En la fotografía titulada Sunshine, vemos a su hija en primer plano. Sin embargo, si cambiamos un poco de posición, podemos apreciar una hermosa y delicada flor rosa. Nos introduce a su familia desde su perspectiva personal.
Uno de los aspectos que el artista reevaluó fue el papel de la masculinidad, especialmente en su situación, ya que al convertirse en padre asumió la responsabilidad de influir en la formación de otra persona. La representación de la reflexión anterior es la escultura titulada Day and Night. Con un acabado de bronce brillante, resulta prácticamente imposible no dirigir la atención hacia ella. Un cuerpo atlético, de apariencia romana, se apoya cuidadosamente en un diente de león, una combinación que contrasta la fortaleza del cuerpo con la vulnerabilidad de la flor.
Una fusión exitosa entre el lugar y el artista hace que las obras de Scherer resalten en Galería Mascota. Situada en una de las colonias más emblemáticas de la Ciudad de México, la colonia Roma, se puede sentir la calidez y la atmósfera clásica en el ambiente.
En esta ocasión, tomando la familia como punto de partida, Yves Scherer nos comparte una faceta distinta para él y nos anima a acompañarlo a descubrirla. Nos invita a pensar a profundidad sobre lo realmente esencial, centrándose en esos momentos íntimos que a menudo pasamos por alto y que resultan ser los más valiosos, aquellos que desearíamos que fueran eternos.